Los “superancianos” se han convertido en estudio de investigaciones internacionales, que se constituyen como un grupo de adultos mayores cuya memoria y atención se resisten al envejecimiento. Las razones de este fenómeno indican un esfuerzo intelectual y de actividad física, pero también influyen múltiples procesos genéticos, cognitivos y de estilo de vida que protegen a las personas del envejecimiento patológico y eventualmente una combinación de varios de ellos puede impactar positivamente.
Marsel Mesulam, investigador y considerado uno de los padres de la Neurología Cognitiva y del Comportamiento Moderno, señaló a El Mercurio sobre este tema que “en nuestro grupo de estudio encontramos que estos individuos presentan menor encogimiento cerebral producto de la edad; es decir, su cerebro se conserva mejor”, agregando que cree que la respuesta a si los “superancianos” nacen o se crean, responde que sería una combinación de factores genéticos y de estilo de vida.
En complemento, Agustín Ibáñez, investigador del Centro de Neurociencias UAI, señala que algunos de las características principales que tiene este grupo de adultos mayores es el ejercicio físico regular como factor importante en la reducción del riesgo asociado a la demencia, la dieta también influye, “los entrenamientos cognitivos como ejercicios mentales con papel y lápiz, o computacionales, éstos retrasan del deterioro cognitivo en el envejecimiento y la demencia, especialmente en aspectos de memoria y funciones ejecutivas”.
Sobre el desarrollo de investigaciones en torno al tema, Ibáñez además señala que “estamos comenzando a estudiar las llamadas “poblaciones azules”, donde las personas en promedio presentan niveles de longevidad saludables muy superiores a los de la media. En algunas de esas poblaciones en Colombia y Perú esperamos identificar los mecanismos de reserva cognitiva y preservación cerebral, que nos permitirá en el futuro desarrollar intervenciones para reproducir los mecanismos protectivos del envejecimiento”.
Alzheimer
Sobre el Alzhéimer, Mesulam habla de dos tipos de ancianos, quienes no presentan encogimiento cerebral producto de la edad, y otros que pese a que sí, su memoria se mantiene lúcida. Agustín Ibáñez apoya la visión del investigador norteamericano señalando que “en las últimas cuatro décadas, nuestra visión de la plasticidad del cerebro adulto y viejo ha cambiado significativamente. Hoy sabemos que una serie de factores tales como el estrés, las hormonas suprarrenales y gonadales, los neurotransmisores, factores de desarrollo, algunos fármacos, la estimulación ambiental y cognitiva, e incluso la estimulación y exposición al aprendizaje cambian estructuras y funciones neuronales en la vejez”.
En contra de lo tradicionalmente abordado, en la actualidad se está empezando a entender el envejecimiento cerebral de forma no aislada, sino como parte del envejecimiento del organismo. Por ejemplo, plantea Agustín, “la hipertensión y la diabetes pueden incrementar el riesgo de demencia o el declive cognitivo; el estrés oxidativo podría estar relacionado con el envejecimiento del organismo, y las células senescentes podrían tener un rol importante en el envejecimiento general”, dice.
Marsel Mesulam en la UAI
Marsel Mesulam, director del Centro de Neurología Cognitiva y Alzheimer de la Universidad Northwestern en Chicago, Estados Unidos, visitó la UAI para participar en un simposio donde el objetivo fue identificar los avances en la caracterización, diagnóstico e intervención de las enfermedades neurodegenerativas, en el contexto del proyecto Fondecyt Regular Nº 1170010 que desarrolla Agustín Ibáñez, investigador del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva UAI, quien señala que “se discutieron las estratégicas de diagnóstico e intervención actuales, la necesidad de unirse a la investigación global sobre la demencia y armonizar las prácticas clínicas y de investigación a nivel internacional”.
También se discutieron las brechas y problemas principales de Chile y la región, referidos a que los datos epidemiológicos confiables son limitados, falta una estrategia de abordaje de la demencia sistemática y regional, y se concluyó también que existe una carencia de procedimientos de evaluación culturalmente válidos y marcadores de diagnóstico confiables. Agustín Ibáñez agrega que “también se identificaron estrategias para abordar estas necesidades regionales, incluyendo (1) promoción de nuevos foros de colaboración regional; (2) estudio de poblaciones únicas; (3) fomentar una red regional de investigación traslacional y evaluación; (4) desarrollar registros de demencia de para acelerar los descubrimientos de investigación y potenciar las intervenciones clínicas”.